Discapacidad Intelectual
En el año 1992 la Asociación Americana sobre Retraso Mental (AARM)
propuso una definición del retraso mental (novena edición) que supuso un cambio
radical del paradigma tradicional, alejándose de una concepción del retraso
mental como rasgo del individuo para plantear una concepción basada en la
interacción de la persona y el contexto (Verdugo, 1994). La principal
aportación de aquella definición consistió en modificar el modo en que las
personas (profesionales, familiares, investigadores...) conciben esa categoría
diagnóstica, alejándose de identificarla exclusivamente como una característica
del individuo para entenderla como un estado de funcionamiento de la persona.
La Discapacidad Intelectual (DI) - anteriormente deficiencia mental y retraso mental - incluye un amplio rango de condiciones derivadas de la acción de diversos factores biológicos, psicológicos y sociales. Para la AAMR no es un trastorno médico, aunque esté codificado en las clasificaciones de enfermedades (CIE-10). Tampoco es un trastorno mental, aunque esté clasificado en la DSM-IV.
Definición
La Discapacidad Intelectual comprende todas aquellas limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa, que se manifiestan en dificultades relacionadas con "la comprensión de procesos académicos y sociales (...), el desarrollo de actividades cotidianas de cuidado personal, comunitarias, del hogar, entre otras, para lo cual precisan de apoyos especializados" (Ministerio de Salud y Protección Social, 2014). Esta discapacidad aparece antes de los 18 años de edad; por tanto, está ligada al desarrollo. No se adquiere a lo largo de la vida (AAIDD, 2011; Verdugo y Gutiérrez, 2009).
- Causas de la Discapacidad Intelectual: Según FEAPS, Confederación Española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo, las diversas causas pueden ser derivadas por:
Trastornos genéticos: A veces, la Discapacidad Intelectual es causada por genes anormales heredados de los padres, errores cuando los genes se combinan, u otras razones. Se produce en el momento de la concepción. Ejemplos: síndrome de X Frágil, la fenilcetonuria, el síndrome de Lesch-Nyhan.
Trastornos cromosómicos: Suceden durante el proceso de disposición de los cromosomas. El cuerpo humano tiene 46 cromosomas, 23 de cada uno de los padres, de los cuales se determina el sexo, complexión y otras características o rasgos (genotipo). Al verse modificado en cantidad, posiciones o formas de acomodo, surgen las mutaciones como la trisomía 21, llamada también síndrome Down, o el gen que determina el sexo en el cual se forma el síndrome Klinefelter, en el cual se presenta un cromosoma X extra. Otros ejemplos frecuentes son el síndrome de Prader-Willi y el síndrome de Angelman.
Causas biológicas y orgánicas: Aparecen antes, durante o después del nacimiento. Las principales causas prenatales son el sarampión y la rubeola durante el embarazo, el consumo de toxinas o de ciertos medicamentos. En cuanto a los factores perinatales (durante el parto), cabe destacar la exposición a toxinas o infecciones (por ejemplo, el herpes genital), la presión excesiva en la cabeza o la asfixia. Además, también si el bebé tiene problemas durante el parto, como por ejemplo si no está recibiendo suficiente oxígeno o hay alguna situación que supone un embarazo de riesgo que implica sufrimiento fetal o anoxia del parto. Por último, pueden darse algunas causas postnatales como un traumatismo craneal o una meningitis.
Causas ambientales: Diferentes situaciones en el contexto que pueden ser o bien conducidas indirectamente por la madre, como carencias alimenticias de ella durante el embarazo, el consumo de drogas o alcohol, la falta de estimulación física y sensorial y la carencia de atención sanitaria; o bien directamente al niño/a una vez nacido como la malnutrición extrema (por no comer bien), no recibir suficiente cuidado médico, o ser expuesto a venenos como plomo o mercurio.
CARACTERÍSTICAS DE LA DISCAPACIDAD INTELECTUAL
El abordaje pedagógico se basa en la idea de apoyo, el cual se define como todos aquellos ajustes, adaptaciones, flexibilizaciones, entre otros, que contribuyen a que un estudiante con una limitación o dificultad particular cuente con los recursos y las herramientas para acceder a aquellas oportunidades que le permitirán participar y aprender, en el marco de una educación de calidad, acorde con su edad, escolaridad y entorno cultural. Los apoyos contribuyen a que los individuos aumenten su independencia y autonomía, "así como su productividad e integración en la comunidad" (Verdugo, 2002, p. 547; Luckasson y cols., 1992). En este sentido, en el marco de la escuela, se trataría de todos aquellos recursos que se emplean para que los estudiantes puedan adquirir determinadas habilidades, en pro de su desarrollo (social, emocional, intelectual, etc.), tomando en cuenta sus fortalezas y limitaciones.
De acuerdo con Luckasson y cols. (1992), Verdugo (2002), Verdugo y Gutiérrez (2009), Deutsch (2003) y Grau (2005), los apoyos pueden clasificarse de diversos modos, conforme a las fuentes de donde provengan, su intensidad, duración y funciones. De esta manera, los apoyos pueden
provenir de distintas fuentes, así:
- De uno mismo (de las habilidades o el conocimiento que uno posee).
- De otras personas (familiares, amigos, maestros).
- De sistemas aumentativos o alternativos del aprendizaje (tableros de comunicación, sintetizadores de voz) hechos a mano o producto de la tecnología.
- De servicios puntuales (la terapia ocupacional que recibe un estudiante fuera del establecimiento educativo, pero contribuye a potenciar su desarrollo).
Según la intensidad y la duración, los apoyos pueden ser de cuatro tipos (Verdugo, 2002):
- Generalizados: son aquellos que el estudiante precisa todo el tiempo y en distintos contextos, además de la escuela. Pueden referirse a prótesis, dispositivos para la movilidad, lentes, lupas, entre otros.
- Extensos: se refieren a aquellos que se necesitan regularmente, en algunos contextos específicos. Incluyen, por ejemplo, atriles para tareas de escritura y lectura en el caso de personas con discapacidad visual, uso de sistemas de comunicación alternativa para personas con TEA, en asignaturas o entornos con altas demandas comunicativas y sociales, entre otros.
- Limitados: hacen alusión a recursos que se requieren durante un tiempo específico y ante demandas puntuales. Por ejemplo, el uso de agendas visuales para estudiantes con discapacidad intelectual o con trastornos del espectro autista, mientras comprenden e interiorizan las rutinas, las actividades y los posibles cambios del ciclo educativo que están cursando, o apoyos puntuales para la transición de un grado escolar a otro, o de un nivel educativo a otro.
- Intermitentes: son aquellos recursos esporádicos que se usan en momentos puntuales y se caracterizan por ser de corta duración. Incluyen, por ejemplo, servicios terapéuticos para estudiantes con ciertos trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, la ubicación de un estudiante con baja visión en lugares específicos de ciertas aulas de clase, de modo que pueda acceder a la información de modo óptimo, entre otros.
Finalmente, los apoyos pueden cumplir diversas funciones. Entre estas destacan las siguientes:
Regulación del comportamiento:incluye todos los apoyos que contribuyen a fortalecer la puesta en marcha de las funciones ejecutivas (vinculadas con habilidades para planificar y organizar diversas acciones en pro del logro de una meta, monitorear el propio comportamiento, inhibir respuestas inadecuadas cuando las tareas así lo exigen, ser flexible ante distintas demandas del contexto, entre otros) (Meltzer, 2007; Belinchón, Hernández y Sotillo, 2009). Entre estos se cuentan el uso de agendas visuales para la planificación de las rutinas del día a día, el uso de tableros de anticipación para predecir cambios o alteraciones en las actividades cotidianas, el empleo de controles y mandos para modificar ciertos comportamientos ante situaciones de ansiedad, etc.
Acceso a información:aquí se consideran todos los dispositivos (manuales o tecnológicos) que contribuyen a que todos los estudiantes puedan acceder a la misma información que los demás. Incluye los modelos lingüísticos e intérpretes (para el caso de estudiantes con sordera o sordoceguera), lupas, gafas y amplificadores de imagen (para el caso de estudiantes con baja visión), el uso de software especializado (p. ej.: el Jaws que traduce textos escritos a voz electrónica para personas ciegas) y todas aquellas herramientas que contribuyen a que todos los estudiantes logren las mismas oportunidades de acceso a distintos contextos escolares.
Adquisición de conocimientos específicos:se refiere a todos los apoyos que facilitan el aprendizaje de conocimientos específicos. Destacan aquí el uso de textos facilitados o el empleo de metodologías como la facilitación de la lectura, para adecuar guías, talleres o documentos a personas con discapacidad intelectual, el uso de diccionarios de emociones o de expresiones figuradas o con doble sentido para facilitar los procesos comunicativos de personas con TEA, entre otros.
Aprendizaje de rutinas y habilidades básicas cotidianas:incluye todos los apoyos encaminados a automatizar habilidades de la vida diaria, fundamentales para adaptarse al entorno inmediato y lograr independencia y autonomía. Incluye diversos sistemas de pictogramas que facilitan el aprendizaje de rutinas básicas como el vestido o la alimentación, el manejo del transporte público o la mesada mensual.
Acompañamiento y apoyo especializado:hace alusión a los servicios provenientes del sistema de salud para determinados estudiantes, cuyas condiciones afectivas o intelectuales precisan intervenciones fuera del aula. Se incluyen aquí terapeutas, psicólogos, fonoaudiólogos, neuropsicólogos, entre otros.
En este sentido, los apoyos
o ayudas que un estudiante precise en un momento determinado pueden variar
según quién los proporcione, cuánto duren, con qué intensidad se ofrezcan y la función
que cumplan. Los equipos pedagógicos de cada establecimiento educativo, esto es,
el docente de apoyo, en conjunto con los profesionales del equipo
interdisciplinario y los maestros de aula, definirán qué ayudas van a proporcionar
o a solicitar para sus estudiantes con discapacidad, en función de las metas de
aprendizaje que se hayan trazado para cada uno, con sus correspondientes
adaptaciones.
Necesidades de apoyo diferenciadas por nivel educativo.
Fuente: Verdugo, 2002; Burack, Hodapp, Iarocci y Zigler, 2012; Russo y cols, 2012; Iarocci y cols., 2012